El héroe del momento
“El poder, entendido adecuadamente, es la habilidad de alcanzar un propósito”.
—Dr. Martin Luther King Jr.
I. El camionero
“Solo soy un hombre tratando de ayudar”, dice Julio mientras mira el lente de la cámara de su teléfono. Un par de gafas de sol deportivas descansan en su frente, justo arriba de la ancha cicatriz que se estira a lo largo de ella. Está transmitiendo vía Facebook Live a más de 20.000 seguidores, muchos de los cuales han pasado las últimas semanas viendo cómo transcurre su espontáneo viaje. El camionero de 40 años llegó a Puerto Rico como voluntario de primera respuesta el 2 de octubre, doce días después de que el huracán María tocara tierra como una tormenta de categoría 4. La isla seguía sin electricidad y las telecomunicaciones estaban gravemente limitadas. Muchos de los que vivían fuera de la isla recurrieron a las redes sociales con la esperanza de superar la escasez de información.
Julio, un autoproclamado nativo del Bronx viviendo en Odessa, Texas, estaba en la Florida cuando arribó la tormenta, llegó justo después de que el huracán Irma golpeara la costa suroccidental del estado. Para entonces, Julio ya había hecho varias transmisiones en Facebook Live, que incluían momentos compartidos con un grupo de voluntarios que había viajado a Houston, después del huracán Harvey a finales de agosto. Es alto y ancho, con escaso y corto pelo negro y un encanto bullicioso que emana de su robusta, pero juvenil cara. Una voz de barítono fumador traquea a través de su sonrisa medio rota.
Julio se volvió un fenómeno viral en el aeropuerto de Tampa Bay. Pasó cinco días consecutivos tratando de abordar un vuelo a Puerto Rico y compartiendo breves actualizaciones vía Facebook Live a un número de simpatizantes cada vez más grande. Cuando Julio aterrizó finalmente en el Aeropuerto Internacional Luis Muñoz Marín, un grupo de empleados lo reconocieron, estaba en medio de otra transmisión por Facebook.
Fue una coincidencia afortunada. Unos días antes, el 28 de septiembre, el corresponsal de CBS News, David Begnaud, había reportado que se necesitaban camioneros con licencias comerciales en Puerto Rico y que cualquier interesado se podía registrar en el Centro de Convenciones de San Juan. El mensaje, que incluía un número telefónico al que debían de llamar los candidatos, pronto se volvió viral.
Para Julio, quien afirmaba tener dos décadas de experiencia en la conducción de camiones y, por lo menos, 19 certificaciones para operar maquinaria pesada, fue una señal de que lo necesitaban en Puerto Rico. Sin embargo, después de varias visitas al Centro de Convenciones, declaró, en sus propias palabras, que la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA) y el personal local de manejo de emergencias le estaban "obstruyendo el paso". Mientras tanto, Julio visitó varias comunidades para ser testigo de la devastación que había causado el huracán. También empezó a distribuir algunas de las donaciones monetarias hechas a su cuenta de PayPal, un elemento fijo de sus publicaciones de Facebook.
Julio fue primero al municipio de Canovanas, al occidente de San Juan. Ahí habló con una madre de dos niños que le mostró las escasas y poco saludables raciones que habían recibido desde el huracán. En el mismo video, publicado el 3 de octubre, un caballero mayor explicó que había estado durmiendo en su carro, parqueado al frente de su casa. Aunque el techo había desaparecido y ya no quedaban muros, el hombre decía que tenía que proteger los pocos restos que había de los potenciales ladrones. La última persona que Julio entrevistó se identificó como un exmarine de los Estados Unidos. Él describió la magnitud de los daños en el área, antes de reconocer la falta de ayuda. Con alguna incitación, también confirmó que Julio había estado ayudando a la comunidad de la zona. Antes de volver la cámara a sí mismo, Julio le pregunta, “¿Y cómo me conoces?”, a lo que el marine responde, con una sonrisa irónica, “Facebook”.
Un segundo video, publicado ese día, muestra a Julio visitando un refugio provisional en el mismo municipio. Lo acompaña el exmarine, quien le sirve de traductor. Una mujer del refugio explica que todos están viviendo en condiciones inhumanas. No hay agua ni electricidad. En este punto, han pasado dos semanas desde la tormenta y la respuesta al desastre ya se estaba volviendo un asunto polémico, que pronto se politizaría. El presidente Trump hizo una rápida visita a la isla ese mismo día. Después de una sesión informativa televisada, fue a una iglesia en un próspero suburbio del municipio de Guaynabo donde infamemente lanzó toallas de papel a la multitud. Trump también resaltó que el nivel de destrucción no se comparaba con el del huracán Katrina en 2005, citando el número de muertos, entre otros factores.
Sin embargo, su evaluación de la devastación en Puerto Rico entraba en conflicto con los reportes que aparecían en las noticias. El 28 de septiembre, Omaya Sosa del Centro de Periodismo Investigativo reportó que el número de muertos probablemente era mucho más grande de lo que se había dicho inicialmente. De hecho, inmediatamente después de la visita de Trump, el gobernador Rosselló anunció que el número oficial de muertes causadas por María había aumentado de 16 a 34. Reportes posteriores estimaban que la cifra de fallecimientos que se le podían atribuir a la tormenta pasaban los 1.000. Seis meses después, el número se mantuvo en 64, aunque una investigación independiente de un equipo de expertos de la Universidad George Washington estimó después que estarían cerca a 3.000.
Hubo otras cosas que no cuadraban dentro de la respuesta a la tormenta. La semana antes de la visita de Trump, David Begnaud reportó que 3.000 contenedores llenos de ayuda humanitaria estaban atascados en el puerto. La historia fue una de las varias que despertaron preocupación sobre lo que rápidamente se percibía como un trabajo inadecuado por parte de FEMA y el gobierno local. Con varias partes de la isla todavía incomunicadas, Julio le dio a su audiencia, para bien o para mal, un vistazo crudo y sin filtros de la situación extrema.
Cuando Julio visitó un albergue temporal en Humacao, un municipio ubicado en la costa oriental, habló con un hombre que estaba usando una máscara de oxígeno conectada a una batería de carro. La falta de electricidad, que seguía afectando aproximadamente a la mitad de la isla antes de terminar el año, se había convertido en un asunto de vida o muerte. La propagación de enfermedades transmitidas por el agua contaminada como la leptospirosis fue uno de los ejemplos, lo que subrayó Julio en el video de un joven recogiendo agua de un tubo de UVC en medio de una corriente en Aguadilla. En otro video, Julio hablaba con personas que hacían fila en Sam’s Club, un almacén de cadena popular, tipo bodega, cuyo dueño es Walmart. Preguntaba si el gobierno de Puerto Rico estaba haciendo un buen trabajo o no, luego criticaba al gobernador Rosselló y a FEMA al recibir respuestas negativas. Las entrevistas eran a menudo cortantes, más como un interrogatorio. Afincado en su español defectuoso, se percibe cierta autoridad en los acercamientos polémicos y atrevidos de Julio.
Después de casi una semana, Julio decidió abandonar su idea de conseguir un camión que le permitiera entregar provisiones a diferentes partes de Puerto Rico. Sin embargo, reconoció que se le había dado la opción de manejar un camión cargado de combustible diesel. Para ese momento, a Puerto Rico le decían “Isla generador” por el zumbido de los generadores de diesel que daban energía a gran parte de la isla. La tormenta se había llevado casi toda la vieja red eléctrica, lo que, en su momento, hizo que el diesel fuera un recurso fundamental, particularmente en los hospitales. Julio lo rechazó, alegando una preferencia por transportar únicamente bienes esenciales en su opinión, principalmente comida y agua.
La decisión de viajar a la parte occidental de la isla coincidió con el anuncio de Julio de que, por sugerencia de varios de sus seguidores, "adoptaría" los pueblos de Aguadilla y Arecibo. Fue un concepto que empezó a circular semanas después de la tormenta, con Julio como uno de sus primeros promotores. En Aguadilla, se le uniría un puertorriqueño de Boston que había llegado para ayudarlo después de ver sus videos en Facebook.
Dicha acción, en apariencia drástica, conocida como autodespliegue, era algo que Julio había recomendado tanto a sus simpatizantes como a sus detractores. Sin embargo, el hombre de Boston no había sido el único en responder el llamado. Celebridades, atletas, radioaficionados, cantantes, artistas, militares veteranos, chefs, doctores y electricistas estaban entre el considerable contingente de voluntarios que viajaron a Puerto Rico para prestar primeros auxilios tras el paso del huracán. Su éxito varió en diferentes niveles, pero su presencia era necesaria para compensar la pobre respuesta del gobierno federal. Además, con una diáspora cercana a los seis millones y dos grandes tormentas precediendo al huracán María, ya había un equipo de voluntarios ansioso por autodesplegarse a una zona de desastre más.
De todas maneras, los expertos en atención a desastres desaconsejaban la práctica de autodespliegue. Para ellos, los voluntarios civiles de primeros auxilios se podían convertir rápidamente en una carga, especialmente si no tenían una misión específica ni unas habilidades relevantes. Es probable que consumieran recursos como comida, agua y refugio que de otra manera podrían ser distribuidos a las víctimas. Aún así, el autodespliegue se volvió un fenómeno popular en Puerto Rico (como suele suceder después de grandes catástrofes).
Julio no fue el único en conseguir seguidores en las redes sociales a costa del huracán María. Un militar veterano de Carolina del Sur fue a Houston después del huracán Harvey, y a Florida después del Irma. El hombre llegó a Puerto Rico con un pequeño grupo de veteranos poco después. Al igual que Julio, compartía videos diarios vía Facebook Live viajando con su equipo a partes remotas de la isla para entregar ayudas y dar asistencia. Uno de los videos tuvo casi dos millones de visualizaciones, lo que, en su momento, despertó el cubrimiento de los medios locales.
Julio, por su parte, prefería trabajar solo. Pequeños y espontáneos actos de generosidad como comprar comida caliente a extraños o entregar modestas sumas de dinero en efectivo, eran un tema común de sus videos, que a menudo debían subirse a la red horas después de haberse filmado por la limitada conectividad a lo largo de la isla. Julio también hacía videos por Facebook Live cada mañana para interactuar con sus simpatizantes —muchos de ellos puertorriqueños, mujeres o ambos— y para discutir sus cada vez más ambiciosos planes. Un propósito más grande parecía coincidir con el mayor despliegue de apoyo público por parte de miles de usuarios de Facebook, especialmente al final de la segunda semana de Julio en Puerto Rico.
El 12 de octubre, por ejemplo, Julio visitó el Club de Niños y Niñas de Isabela cuyas instalaciones se estaban usando principalmente para albergar niños enfermos, varios de ellos con problemas respiratorios. Su generador, aunque defectuoso, era una única fuente de poder para los ventiladores que se usaban. Después de hablar con el personal, Julio entró al edificio y entrevistó a un padre soltero que estaba con su hijo de 8 años. El padre explicó que su hijo solo pesaba 25 lbs. por una severa condición médica. Julio, a su turno, pidió ayuda directamente a sus seguidores, Caterpillar Inc. y Denzel Washington, un defensor permanente de los Clubes de Niños y Niñas de Estados Unidos. El video fue visto más de 200.000 veces. Después, otro video muestra a los niños enfermos siendo evacuados médicamente por personal militar, supuestamente gracias a la exposición que generó el clip anterior. Julio entonces describe el momento como el logro más grande de su vida.
Un segundo evento fue menos trascendental. Más de una vez, durante su estadía en Puerto Rico, Julio había sugerido vagamente que era capaz de proveer una comida caliente por lo menos a 1.000 personas. Luego anunció que estaría trabajando junto al chef español José Andrés y a World Central Kitchen en Aguadilla. El señor Andrés también fue un voluntario de primera respuesta. A poco menos de un mes desde la tormenta, su organización, en alianza con chefs puertorriqueños, entregó más de dos millones de comidas en diferentes puntos de la isla. Julio aseguró que el señor Andrés se acercó a él personalmente y que estaría trabajando con el alcalde de Aguadilla en la logística.
El 13 de octubre, Julio publicó un video mostrando una fila de personas que esperaban para recibir un plato de comida. AT&T también estaba ahí para instalar estaciones de carga portátiles. Un par de días después, Julio se encontraría en Isabela donde chefs de Puerto Rico y AT&T estarían entregando comidas calientes, estaciones de carga y puntos de acceso wifi a los residentes locales. Mientras pasaba por la carpa de AT&T y la fila de gente, Julio explicó, “No estoy trabajando con ellos, pero todos estamos trabajando juntos, si se entiende”.
El 15 de octubre, dos semanas después de haber llegado a Puerto Rico, Julio alquiló una van para cumplir con su objetivo original: entregar provisiones como comida y agua en diferentes partes de la isla. También declaró sus intenciones de comprar un generador para una iglesia en Carolina. Sin embargo, tres días después, anunció abruptamente que se iría de Puerto Rico. Afirmó que estaría teniendo problemas con su cuenta de PayPal y que iba a devolver las donaciones. Julio dejó la isla el 19 de octubre, después de pasar un total de 18 días en 12 de los 78 municipios de Puerto Rico.
II. La doctora
“Solo soy una doctora del Bronx” dice María sentada en un carro, con una bata blanca sobre el uniforme negro, un estetoscopio alrededor de su cuello y su pelo castaño amarrado en una cola de caballo. María está transmitiendo a un par de miles de nuevos seguidores vía Facebook Live de camino a su casa, después de haber liderado más temprano una manifestación en el Ayuntamiento, en el centro de Manhattan.
La marcha había comenzado alrededor del mediodía en Columbus Circle. Era un jueves, 28 de septiembre, ocho días después del huracán María, y María todavía no había podido contactar a sus padres. La pareja de adultos mayores estaba de vacaciones en Sabana Grande, un municipio ubicado en la parte suroccidental de la isla, lejos de San Juan, la capital, cuando golpeó la tormenta.
Ambos sufrían enfermedades crónicas, las cuales eran una fuente de preocupación inmediata para María. Su madre, por ejemplo, era diabética. Sin electricidad, lo que le quedaba de insulina se dañaría pronto. El padre de María, por su parte, tenía problemas de corazón y riñones. En caso de tener una emergencia médica por complicaciones derivadas de su enfermedad, la probabilidad de recibir algún tipo de tratamiento era extremadamente dudosa. Desde la tormenta, los hospitales y clínicas estaban funcionando con generadores, si es que tenían. Además, la distribución desigual de ayudas, especialmente en la parte suroccidental de la isla, más retirada, conformaban una situación precaria.
María, a su turno, era muy consciente de estos factores. Tenía recuerdos de su infancia en Sabana Grande y, por lo tanto, conocía íntimamente los retos geográficos. En un intento por aliviar sus preocupaciones, descargó Zello, una aplicación que convierte los teléfonos inteligentes en radios de dos vías, para de esta forma permitir “comunicaciones grupales abiertas en vivo”. Muchos puertorriqueños recurrieron al canal huracán María de Zello para obtener alguna de la poca información disponible en el momento. Allí, María encontró historias similares de puertorriqueños de la diáspora intentando ubicar desesperadamente a sus familiares en la isla. Como resultado, La doctora, como le empezaron a decir los demás usuarios de Zello, se inspiró.
Quiso vincularse con un grupo de voluntarios que intentaban enviar provisiones y personal médico a la isla. Voló a la Florida con el objetivo final de llegar a Sabana Grande. Desafortunadamente, los daños en los aeropuertos y puertos la dejaron varada por varios días.
Fue en el aeropuerto de Tampa Bay donde María conoció a Julio. Los dos nativos del Bronx se acercaron el uno al otro después de haber pasado casi una semana en el aeropuerto. Una foto de esa noche publicada en Facebook los muestra de pie, espalda con espalda, con un pie de foto declarando sus intenciones de trabajar juntos para, de alguna manera, llegar a Puerto Rico. Más tarde, esa noche, abordaron un vuelo a Nueva York.
Hasta ese punto, solo Julio tenía un número considerable de seguidores en las redes sociales. Pero, al regresar a Nueva York, María transmitió un apasionado Facebook Live que pronto se volvió viral. A la fecha, el video, que se transmitió en la tarde del 27 de septiembre, tiene más de 1.5 millones de visualizaciones. Como resultado, María adquirió cerca de 10.000 seguidores en Facebook. El clip, de casi nueve minutos, se grabó en lo que parece ser una oficina en casa. Hay varios diplomas en la pared detrás de María, que está sentada y vestida con atuendo médico. Antes de hablar, se detiene un momento, luego se presenta como una nefróloga, hija de padres puertorriqueños. Después, en medio de lágrimas comparte que no ha podido ponerse en contacto con ellos desde el huracán y que ambos sufren enfermedades serias.
María procede a expresar su indignación por el poco cubrimiento que los medios de comunicación le han dado a Puerto Rico. También critica lo inadecuado de la asistencia que están brindando FEMA y el gobierno local, de este modo, articula una narrativa latente de negligencia que la alcalde de San Juan, Carmen Yulín, describió como “cercana al genocidio” al día siguiente, en una conferencia de prensa. Al final, María invita a su audiencia a encontrarse con ella cerca al Central Park, a mediodía, para una manifestación pacífica por las calles de Manhattan. El video es en español, aunque también se grabó una versión en inglés.
Al día siguiente, el 28 de septiembre, María se dirigió a un pequeño, pero creciente grupo cerca a Columbus Circle, todavía usando su bata blanca y su uniforme. Les dijo que estaba conformando un equipo de voluntarios de primera respuesta para viajar a Puerto Rico, pero que necesitaba ayuda para llegar a la isla. Julio se paró junto a ella, usando un par de gafas de sol deportivas con la bandera puertorriqueña a cada lado. Él le dijo a la multitud que estaba dispuesto a pasar los próximos cuatro meses manejando camiones de logística en Puerto Rico, luego añadió que también podía transportar a "la doc" alrededor de la isla y ayudarla a llegar a pacientes en áreas remotas.
Para las 12:30 p.m., la marcha empezó a moverse hacia el oriente por la calle 57th, a lo largo de la parte sur del Central Park. Varios carros tocaban sus bocinas en solidaridad a su paso, mientras transeúntes curiosos, muchos de los cuales eran turistas, observaban la ruidosa procesión. Los cientos de marchantes solo se detenían por los semáforos en su camino a la 5th Avenida. Sin tramitar un permiso, el grupo hizo lo posible por mantenerse unido y obedecer las normas de tránsito. Luego la Policía de Nueva York les daría una escolta informal.
Muchos de los manchantes aprovecharon la oportunidad para acercarse a María. Algunos se ofrecieron a ayudar mientras otros simplemente le agradecían antes de pedirle que se tomaran una foto. A Julio lo trataban de manera similar. Sonreía orgulloso encabezando la marcha con una gran bandera puertorriqueña ondeando sobre su hombro.
Alrededor de las 3:00 p.m., la multitud hizo su primera parada en Union Square, habiendo recorrido una distancia de casi cinco kilómetros en tres horas. Allí, María, Julio y activistas locales improvisaron discursos mientras voluntarios compraban agua para el grupo. La marcha continuó hasta que llegaron a la plaza del Ayuntamiento, un par de horas después.
Para entonces, había otro encuentro programado, cerca a la plaza Federal. A diferencia de la marcha improvisada, este tenía un evento de Facebook y antes se habían distribuido volantes como invitación. “El encuentro de emergencia por Puerto Rico” se había organizado inicialmente como una protesta contra la ley de Marina Mercante de 1920, conocida también como la ley Jones, pero después de que el presidente Trump prescindiera de la controversial ley marítima por un periodo de diez días, el enfoque cambió a los problemas de distribución de la ayuda humanitaria.
Fue durante el segundo evento que Julio se enteró de que JetBlue por fin había accedido a mandarlo a Puerto Rico. La aerolínea había redirigido y cancelado su itinerario varias veces mientras estaba en la Florida. María, por su parte, rechazó una oferta similar. En un Facebook Live transmitido después de la marcha, explicó que esa tarde el sargento de policía de Sabana Grande había llevado un teléfono satelital a donde se estaban quedando sus padres para que pudieran llamarla. Como resultado, María pudo escuchar la voz de su madre por primera vez en más de una semana. Esto, en su momento, la llevó a la decisión de quedarse en Nueva York un poco más de tiempo, con el objetivo explícito de poder organizar una labor humanitaria de mayor impacto. “Esta es una maratón, no una carrera”, les recordó a sus seguidores en una publicación de Facebook posterior.
Una semana después, María fue a Puerto Rico a recoger a sus padres. Al regreso de la familia a Nueva York, María programó una conferencia de prensa el 9 de octubre, casi tres semanas después de la tormenta. El evento tuvo lugar en la calle 161, cerca al Grand Concourse del Bronx. El plan era que cada miembro de la familia compartiera su versión del calvario que fueron los días posteriores al huracán María, pero finalmente, solo María se dirigió al pequeño grupo que asistió. La convocatoria había sido menor de la esperada, con solo unos pocos medios locales cubriendo el evento. El clima inclemente —llovió gran parte del día— fue probablemente un factor que contribuyó.
Para entonces, la página de Facebook de María se había convertido en una plataforma improvisada para la organización sin ánimo de lucro que había creado con la intención de liderar una misión médica a la isla. A mediados de octubre se lanzó un sitio web, que enlistaba al equipo de nueve miembros, con María como CEO y Oficial Médico en Jefe.
A los profesionales de la salud interesados en hacer voluntariado se les animaba a registrarse dejando un número de contacto, el estado donde estaba activa su licencia médica y su especialidad. Luego serían enviados a la isla en turnos de una a tres semanas para evitar la fatiga. Así podían contribuir sin suspender sus carreras. María, por ejemplo, había pospuesto el ingreso a un nuevo puesto de trabajo en un hospital en el medio oeste, que había aceptado antes del huracán María. El primer viaje parece que tuvo lugar a principios de noviembre. Una segunda misión se programó tentativamente para diciembre.
Como el autodespliegue y otras iniciativas creadas por voluntarios, la fundación de organizaciones sin ánimo de lucro también se disparó con la tormenta, lo que parecía oportuno: las donaciones a las víctimas se elevaron en los días, semanas y meses que siguieron al desastre. El veterano del ejército de Carolina del Sur, por ejemplo, fundó una organización para sostener los esfuerzos de voluntarios en Puerto Rico y para manejar el flujo de las donaciones. Sin embargo, María decidió no autodesplegarse, en cambio, priorizó la recuperación a largo plazo para comenzar sus esfuerzos de voluntariado, con Facebook Live jugando un rol importante durante el camino. Fue una plataforma que le permitió mantener a sus seguidores informados, al tiempo que ventilaba sus frustraciones a una audiencia activa y a menudo solidaria.
Al parecer, María no volvió a mencionar el nombre de Julio en las semanas que siguieron a la marcha.
III. El fraude
Julio tampoco menciona mucho a María mientras está en Puerto Rico, excepto para decir que cree que ella debería estar allá como él, pero que entiende que tiene una misión diferente —una que nació de circunstancias distintas— específicamente, la enorme preocupación que tenía por sus padres después del huracán. Pero, a su regreso a Nueva York, el sentimiento de urgencia de viajar a Puerto Rico había sido reemplazado por un sentimiento de responsabilidad de mantenerse involucrada en los esfuerzos de reconstrucción. Así nació su organización. Julio, por otro lado, no tenía ningún miembro de su familia viviendo en la isla. “Toda mi familia está aquí”, admitió durante la manifestación en Manhattan. “Pero todos en Puerto Rico son mi familia ahora”, agregó. Además, su misión había empezado semanas antes del huracán María, gracias, en parte, a un momento trascendental.
A mediados de agosto, Julio transmitió un Facebook Live en una autopista, con su camión orillado. Aparece un poco alterado. Sus frenos, que están soltando humo, dejaron de funcionar cuando se acercaba a una curva peligrosa que daba a un abismo escarpado. De alguna manera, explica Julio, había logrado frenar a tiempo para evitar un accidente serio. Como una semana después, el huracán Harvey golpeó Texas.
Julio compartió el video otra vez poco después de haber regresado de Puerto Rico. Él mismo admite que la experiencia cercana a la muerte fue el punto de no retorno que lo llevó a viajar a Houston, luego a la Florida, a Nueva York y, finalmente, a Puerto Rico; un viaje espontáneo cubriendo miles de kilómetros en respuesta a tres poderosas tormentas que tocaron tierra en un periodo de 26 días.
Una estadía de cuatro meses, como la que se había propuesto originalmente, habría mantenido a Julio en Puerto Rico por el resto de 2017. En cambio, partió a mediados de octubre, prometiendo regresar con un equipo de voluntarios en enero. Mientras tanto, Julio se había convertido en una figura de culto entre sus seguidores, algo parecido a una estrella de telerrealidad. Muchos lo veían como un héroe y compartían memes que lo retrataban de esa forma. Un admirador incluso le compuso una canción de salsa, mientras otros contactaban repetidamente al corresponsal de la CBS, David Begnaud, para llamar su atención sobre su historia (los dos cruzarían caminos eventualmente en el aeropuerto de San Juan y se tomarían una foto, aunque nada más surgió del encuentro).
Sin embargo, no todo el mundo era un simpatizante. Algunos consideraban que Julio era un fraude narcisista. Incluso se unieron a una página de Facebook que empezó a cuestionar muchos de los rasgos heroicos que celebraban sus seguidores. La página lo acusaba, entre otras cosas, de robar o usar inadecuadamente las donaciones de PayPal, y de exagerar sus logros como voluntario. Pronto surgieron enfrentamientos en las redes sociales entre los seguidores de Julio y sus críticos. Como resultado, ambos bandos empezaron a circular peticiones para vetar al otro de Facebook. Ninguna recibió más de 150 firmas.
Dejando a un lado el cinismo, FEMA había emitido un boletín de prensa el 14 de octubre advirtiendo a las víctimas del huracán en Puerto Rico que debían tener cuidado frente a potenciales estafas. Lo que también había sucedido en Florida después del huracán Irma. De acuerdo con un artículo, se presentaron más de 8.000 casos de abuso de precios y fraude, durante y después de la tormenta.
La página de Facebook fue probablemente la responsable de la salida inesperada de Julio de Puerto Rico. Una queja a CVS, por ejemplo, le impidió comprar provisiones en la tienda. Su intención era entregar bienes como comida y agua a diferentes partes de la isla usando una van alquilada. El grupo también reportó su cuenta de PayPal por fraude, lo que en el momento llevó a su suspensión. Sin poder recibir las donaciones vía PayPal, Julio lanzó una página de GoFundMe con un resumen cuidadosamente redactado que establecía cómo su único propósito cubrir los gastos restantes. Todas las donaciones se devolverían.
Al día siguiente, el 19 de octubre, Julio voló a Nueva York. Pocos días después, regresó a Odessa para reencontrarse con sus dos hijos y volver al trabajo. De todas maneras, la violencia en redes sociales continuó. Al principio, Julio intentó apaciguar a sus críticos, aunque toscamente. En Halloween, por ejemplo, se grabó usando una máscara de Guy Fawkes mostrando cada uno de los recibos que había recolectado de sus días en la isla. El intento superficial de transparencia hizo poco por convencer a sus detractores. Por momentos, mezclaban sus respuestas con ataques más personales contra Julio y algunos de sus más fervientes seguidores. Pantallazos de conversaciones privadas vía Facebook Messenger y correo electrónico revelaban los alcances de los acalorados intercambios, los cuales incluían varios comentarios particularmente lascivos y vulgares por parte de Julio.
Eventualmente, Julio dejó de referirse a la controversia, que condenó como acoso. El contenidos de sus videos en Facebook Live empezó a cambiar de Puerto Rico a otras cosas, como sus dos hijos o su trabajo como camionero. Sin embargo, hizo una aparición como invitado a un programa de radio local a mediados de noviembre. Hasta la fecha, es la única entrevista que Julio ha dado desde su regreso de Puerto Rico. Al ser cuestionado por el presentador sobre las acusaciones de fraude, Julio simplemente sostiene su inocencia. No se le contrapreguntó.
Para diciembre, Julio había ajustado las preferencias de privacidad de su perfil de Facebook. No se permitían peticiones de amistad y había menos publicaciones públicas. También empezó a bloquear personas. La página de Facebook, por otra parte, no cedió en su cruzada para exponerlo, no solo como un fraude, sino como un oportunista inestable con un pasado criminal. Para ese fin, revelaron fotos de prontuario de Julio de arrestos anteriores por delitos menores como agresión y embriaguez pública. Mientras tanto, algunos seguidores compartieron anécdotas confirmando un patrón de comportamiento abusivo que el mismo Julio describió brevemente: “Fumo, tomo, me arrestan”.
Tal vez, como fue rápido en admitir sus transgresiones pasadas, ninguna evidencia o acusación en su contra parecían disuadir a sus seguidores de seguir describiendo sus acciones como menos que heroicas. Su pasado era simplemente irrelevante cuando se comparaba con la imagen que Julio mantenía.
El intercambio entre Julio y la página de Facebook seguiría hasta finales de diciembre, cuando esta última anunció que se le había "añadido a una lista de sitios informativos que ayudaban con fraudes y estafas relacionadas con los huracanes Irma y María”. La página, que en tres meses había ganado 1.000 seguidores, posteriormente se volvió inactiva, no sin antes advertirle a Julio repetidamente que si volvía a Puerto Rico en enero, se encontraría con una orden para su arresto.
Aún así, Julio siguió diciéndoles a sus seguidores que volvería a la isla. También reafirmó su deseo de comprar un generador para la iglesia en Carolina.
Nada fue cierto.
IV. La burbuja
Las redes sociales fueron mucho menos distractoras para María. Desde el huracán, enfocó casi toda su actividad en Facebook en la crisis humanitaria. Se había convertido básicamente en una "defensora ciudadana", una activista informada con una plataforma modesta para crear conciencia sobre todo, desde la contaminación de playas en Puerto Rico hasta la fecha límite para aplicar por el desempleo por desastre federal.
Gretchen Sierra-Zorita, miembro fundadora de la Agenda Nacional Puertorriqueña, había introducido el término "defensor ciudadano" en una entrevista con NBC News en la que afirmó que un cambio hacia el compromiso ciudadano sería necesario para asegurar la recuperación a largo plazo de la isla. Idealmente, los defensores ciudadanos como María movilizarían a otros para hacer campaña en el Congreso por cosas como la financiación de la asistencia federal para el desastre.
Ese fue el caso el 19 de noviembre, cuando una manifestación llamada “Unidos por Puerto Rico” se llevó a cabo en Washington D.C. (tanto María como Julio patrocinarían y promocionarían el evento, aunque ninguno de los dos asistió).
Conseguir los fondos necesarios para la reconstrucción —$94.400 millones de dólares fue la cifra que propuso el gobernador Rosselló días antes durante una conferencia de prensa— estaba entre los tres objetivos del evento señalados en el sitio web. La cancelación de la gran deuda pública de Puerto Rico y la eliminación de la ley Jones eran los otros dos. A la fecha, ninguno de estos objetivos se han logrado.
El voluntariado, aunque necesario para los primeros esfuerzos de asistencia, no era sostenible. “No tenemos la capacidad de llevar a cabo de forma permanente las funciones del gobierno”, dijo Sierra-Zorita. Esto se hizo evidente en las condiciones extremas de la isla, dos meses después de la tormenta, a pesar del trabajo incansable de voluntarios, organizaciones y brigadas comunitarias. El agotamiento de los donantes fue otro obstáculo inminente o como lo explicó Samantha Penta, profesora asistente en SUNY Albany, en un artículo que se publicó en The Conversation a mediados de noviembre:
“Cuando los donantes ya han apoyado otras iniciativas humanitarias, pueden llegar a sentir que no pueden o no necesitan donar otra vez. Hoy, eso significa que muchas personas que dieron ayudas humanitarias después del huracán Harvey o el Irma no contribuyeron a Puerto Rico después del huracán María”.
Los incendios forestales en California y un terremoto en el centro de México también distrajeron la atención y los recursos de la isla.
Finalmente, la iniciativa ciudadana puede entenderse como menos demandante y más práctica que el autodespliegue voluntario, aunque no tan atractiva. María, sin embargo, tomó una aproximación híbrida. Fue una defensora ciudadana invirtiendo en un esfuerzo voluntario de ayuda humanitaria sostenible de diseño propio.
De todas maneras, tuvo una empinada curva de aprendizaje, cuando determinó su visión para un organización que proveyera ayuda humanitaria. En semanas, la organización se vio obligada a abandonar su objetivo de llevar misiones médicas a la isla debido a problemas con asegurar transporte confiable a y desde Puerto Rico. Además, el primer viaje de servicio que hizo La doctora en noviembre la llevó a priorizar las necesidades de profesionales afincados en la isla. Como resultado, la organización cambió su misión hacia la coordinación de envíos y distribución de donaciones de insumos médicos desde su bodega en Nueva Jersey a proveedores de cuidado médico verificados en Puerto Rico.
Para hacer esto crearon una subsidiaria. Entre otras cosas, se enfocaría en construir alianzas entre doctores en los Estados Unidos con colegas en Puerto Rico para facilitar aún más la distribución de insumos médicos. De esta forma, María mantuvo el tipo de modelo sostenible para dar ayuda humanitaria que había visualizado desde el principio para su organización. Sin embargo, a mediados de diciembre, la falta absoluta de progreso en Puerto Rico se estaba volviendo una fuente de frustración, lo que expresó en una serie de videos de Facebook Live grabados el 20 de diciembre, noventa días después de la tormenta:
“No estamos haciendo esto bien... a pesar de nuestros esfuerzos, a pesar de las buenas organizaciones que no existían antes [del huracán María]... y todavía está costando vidas. Esa es mi principal preocupación aquí... es por eso que todavía estoy involucrada. Por eso es que el resto de mi vida está en pausa. Y cuando el resultado es la pérdida de vidas, es difícil ser paciente”.
La falta de progreso fue particularmente decepcionante para María porque, después de tres meses, había empezado a sentirse aislada de todo el mundo excepto aquellos con los que compartía su dedicación a la ayuda humanitaria. Esto se volvió evidente, como María explicó en un video en vivo, cuando en un evento se encontró impedida para relacionarse con cualquier tema de conversación que no tuviera que ver con la situación en Puerto Rico. Incluso recuerda hasta enojarse con el resto de los invitados, a quienes señaló de estar mal informados o no tener idea del tema. Era como vivir en una burbuja, concluyó, una que se había empezado a encoger con el paso del tiempo.
La desilusión de María y muchos otros coincidió con lo que Duane Hallock de la Cruz Roja Americana resumió como la tercera fase de la recuperación frente al desastre, con la reconstrucción como la cuarta y última fase. “Para este momento”, explicó Hallock, “la comunidad y los sobrevivientes se están cansando. Se están dispersando por el estrés de los esfuerzos permanentes”.
Para María, eso significó pasar el día en que se cumplían tres meses del huracán intentando conseguir una pluma de insulina para su tía diabética en Sabana Grande, luego de recibir la noticia de que un paciente que había tratado en Puerto Rico murió. Para hacer más difíciles las cosas, el cubrimiento de los medios de comunicación había declinado, luego de estar al máximo dos meses antes, en los días posteriores a la visita de Trump a la isla. También había señales de una extendida crisis de salud mental y todavía la mitad de los residentes seguían sin energía eléctrica. Aún con la larga y alegre temporada de fiestas puertorriqueñas acercándose, las circunstancias eran abrumadoramente lúgubres.
Aún así, María instó a sus seguidores a unírsele para trabajar en "reventar la burbuja", haciendo eco de la solicitud que Sierra-Zorita había hecho por la defensoría ciudadana el mes anterior.
V. Es solo una etapa
La burbuja se reventó brevemente pocos meses después. El 20 de marzo, cientos de marchantes se reunieron pacíficamente al frente de las oficinas principales de FEMA en Washington D.C., antes de tomarse un edificio de oficinas del Senado de los Estados Unidos en un acto de desobediencia civil. Arrestaron a 25 individuos.
Sus críticas a la respuesta federal al huracán María se recogieron en una ola de cubrimiento mediático ese día. David Begnaud visitó el municipio costero de Yabucoa, el epicentro del huracán María, para hacer un reporte para CBS News en el avance desigual que se había hecho desde septiembre. Allí, notó que el 65% de los yabucoeños seguían sin electricidad, a pesar de que se decía que la red eléctrica estaba generando la misma cantidad de energía que antes de la tormenta. El reportaje también resaltó el trabajo de los voluntarios, que fueron los responsables mayoritarios por la instalación de nuevos techos en reemplazo de las lonas azules temporales que distribuyó FEMA.
En general, al cumplirse los seis meses del huracán María, se tenía la impresión de que a pesar de que se había avanzado de alguna manera, todavía había mucho trabajo por hacer. Esto se hizo aún más evidente dos meses después, cuando empezó la temporada de huracanes. Muchos reportajes noticiosos reconocieron que la isla no estaba preparada para otra gran tormenta. Miles seguían sin electricidad y el desembolso de los fondos federales destinados a la reconstrucción había disminuido considerablemente.
El señor Begnaud llamó a los voluntarios “los héroes no reconocidos de la historia”. Él mismo se convirtió en un defensor de la comunidad puertorriqueña, logrando el estatus de celebridad mientras sumaba un importante grupo de seguidores en las redes sociales. María y Julio, por su parte, no lograron atraer nuevos seguidores en los meses posteriores a volverse virales, al declinar la claridad en sus propósitos.
María continúo activa en los trabajos humanitarios hasta marzo, cuando finalmente se mudó al oeste para empezar en el trabajo que había aceptado antes del huracán. Esto sucedió después de un viaje a Puerto Rico para entregar provisiones. A su regreso, anunció una alianza con un hospital de la parte suroccidental de la isla, así como una serie semanal de Facebook Live que mantendría para informar a las personas sobre las actividades de su organización. El primer y único episodio se grabó en marzo. Meses después, la página de Facebook y el sitio web de la organización desaparecieron. María cambió el tema de sus publicaciones en Facebook para promover la salud de los riñones. Desde entonces ha sido acusada por algunos de los seguidores en Facebook de Julio de usar las redes sociales para llamar la atención sobre sí misma y obtener los medios para rescatar a sus padres cuando estaban varados en Puerto Rico.
Julio dejaría Texas una vez más a finales de diciembre y se dirigiría al noroeste, llegando a Nueva York justo antes del Año Nuevo. Allí lo esperaban un nuevo trabajo, una nueva casa, la sobriedad y una nueva relación con una mujer que había seguido su viaje en Puerto Rico vía Facebook. Su nueva vida se desarmaría posteriormente al surgir una serie de sorprendentes acusaciones. Esto fue antecedido por una amarga y pública ruptura con su novia. Julio luego se vio obligado a reconocer el abuso sexual sufrido en su infancia, en un recuento detallado que publicó en su perfil. Esto fue en respuesta a las acusaciones de que Julio no era cercano a su familia por contactos sexuales inapropiados con sus hermanos menores cuando eran niños. Varias de estas noticias fueron publicadas por la página de Facebook, que resurgió. La página también compartió que Julio tenía órdenes de arresto en por lo menos tres estados y una citación en la corte para diciembre. Julio desestimó las alegaciones, a menudo citando la falta de consecuencias como prueba de su inocencia. Sin embargo, optó por crear otra cuenta de Facebook dónde documentaba su relación con una nueva mujer, esta vez una madre soltera.
Al final, María volvió a ser doctora y Julio camionero, con pocos recuerdos del caprichoso espectáculo que habían sido sus vidas en el último año. El héroe del momento es, después de todo, pasajero.
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Traducción por María Antonia Giraldo.
Agradecimientos especiales a Maira Nolasco-Carranza, Pablo Medina Uribe, Laura Kauer-Garcia, María Cruz, Elizabeth Ángeles, Bárbara Calderón y muchos otros por su ayuda en esta historia.
Arte de la cubierta por Alejandro Henao López.
Néstor David Pastor es un escritor, editor y traductor y músico de Queens, Nueva York.